La evaluación
Este post se irá actualizando continuamente. Por tanto, le sugerimos que vuelva y lo refresque con frecuencia, en el supuesto de que le interese.
Es la continuación de una serie que comenzó aquí. Y proseguirá.
Se puede completar con los materiales depositados en este enlace, que son su referencia.
La urgencia no debiera impedirnos razonar serenamente en un tema del cual se derivarán consecuencias que pesarán sobre nuestro futuro los próximos años y quién sabe si sobre las próximas décadas de nuestra sociedad y las vidas de nuestros ciudadanos.
Empecé a escribir este post con el artículo de The Lancet y lo concluyo, o lo continúo ahora, con las deliberaciones del Consejo de Estadode Educación sobre la promoción del curso y la decisión de Italia sobre el aprobadogeneral.
Los mejores escenarios para la pandemia COVID19 predicen que no antes de uno o dos meses concluirá el confinamiento.
El mejor artículo que he visto es uno que se publicó hace ya algún tiempo, es de The Lancet y, en base a los datos obtenidos en los primeros países donde se declaró la pandemia y a otros modelos provenientes de otras infecciones estableció estos tres escenarios:
Al día de hoy las cosas no han mejorado mucho
Fuente: https://www.ft.com/coronavirus-latest del 8 de abril con datos hasta el 7 de abril de 2020.
La evaluación es un complejo de procedimientos que, en condiciones normales, se distribuyen a lo largo de todo el proceso educativo y difícilmente, para que sea una evaluación de calidad, en un único momento o en unos pocos momentos a lo largo del curso. Si se hace así, como se hacía, y aún se hace con demasiada frecuencia, con la evaluación, se corre el riesgo de tomar decisiones sesgadas o arbitrarias. Además de crear en los alumnos una ansiedad que los desmotiva y perturba el aprendizaje.
Actualmente el conocimiento de cómo se produce el aprendizaje y de las prácticas pedagógicas a través de investigaciones ha aportado resultados y evidencias para organizar una evaluación de manera confiable sin necesidad de recurrir a las consabidas pruebas de conocimiento a final de curso, ciclo, trimestre, cuatrimestre o materia. Todo lo que se ha publicado en la literatura científica nos proporciona esos procedimientos y esos métodos. Es papel de los diseñadores de la instrucción en todos sus niveles el conocerlos y el aplicarlos en TODOS LOS ESCENARIOS. Y su responsabilidad el no hacerlo así.
¿Qué tiene que ver esto con la actual situación de cuarentena y de confinamiento?
Lo primero que hemos que tener en cuenta es que la realidad del confinamiento se va a prolongar, como podemos ver por el artículo de The Lancet y otras informaciones documentadas, durante meses. Y sus consecuencias en años. Por tanto en esta situación debemos trabajar con un horizonte a medio plazo, al de un curso completo o dos.
Lo segundo es que si, como hemos visto, la evaluación es un proceso que, para ser de calidad, difícilmente se puede desvincular del quehacer cotidiano del alumno, es en este caso, cuando no hay una presencia directa, en el que esa interacción debe ser especialmente detallada y frecuente, de forma casi continua, en la medida en que la tecnología lo permita. Y la tecnología lo permite bastante. La tecnología sustituye la presencia directa en la evaluación continua. Alguien planteará que eso es imposible o muy difícil. Hoy no es así, y no por la eficiencia de las herramientas tecnológicas sino porque hay metodologías docentes que lo permiten, desde hace ya tiempo y entre ellas, como después veremos, la principal es la de Mastery learning [1].
Se trata pues de una cuestión de metodología docente, de cómo los maestros hacemos las cosas, y no tanto de tecnología.
La primera conclusión que he sacado de todo es que la evaluación e incluso la acreditación de conocimientos o de habilidades no debe abordarse como algo aislado, condicionado exclusivamente por variables limitadas a la coyuntura o por otros factores recientes y directos, ni tan siquiera en un contexto de emergencia como éste. Si lo hacemos así se pueden derivar más males que beneficios, y además los resultados van a ser irreparables. Como lo han sido otras decisiones que ese han tomado en esta lamentable y triste cadena de decisiones políticas que ha llevado aparejado el coronavirus. Perdonen la extrapolación. La evaluación en todos sus aspectos debe de estar, en todas sus facetas y ejecuciones, integrada en un proceso de diseño instruccional amplio y detallado lo más posible. Pero, ¿qué es el diseño instruccional: Un diseño es en general un proyecto, o un plan, que configura algo antes de su realización o de su desarrollo. Pero que también permite saber en qué punto de él estamos en su ejecución, y cómo relacionar lo que estamos haciendo con los resultados últimos de lo que hagamos. Pudiendo retomar y modificar decisiones, en progreso, para cambiar la ejecución y que ésta se ajuste con nuestros objetivos en un feedback continuo. Los procesos y programas formativos, la educación, también se diseñan. En general el diseño instruccional se define como "un proceso sistemático que se emplea para desarrollar programas de educación y capacitación de manera continua y confiable". Existe una amplia base de modelos de diseño instruccional y de desarrollos teóricos considerados como marcos para el desarrollo de módulos formativos o clases que aumenten, haciéndolo de acuerdo con sus pautas y preceptos, la posibilidad de aprender, de fomentar la participación de los alumnos para que aprendan más rápido, y obtener de esta forma niveles más profundos de entendimiento. Los principales creadores e impulsores del diseño instruccional y de sus bases teóricas ha sido David Merrill y Charles M. Reigeluth. Así la Teoría del Diseño Instruccional clásica de Reigeluth se considera, en general, como un instrumento con un doble fin: facilitar el aprendizaje y el desarrollo humano, o mejor dicho facilitar el desarrollo humano en la medida que se consigue un mejor aprendizaje. Es en esencia una teoría situacional. Sostiene que los métodos y situaciones de aprendizaje son esenciales para que el aprendizaje tenga lugar de forma efectiva. Está constituida por una serie de principios para organizar la enseñanza en un esquema complejo de elementos más pequeños, y por tanto más cerca de la comprensión individual, que posteriormente son insertados en estructuras conceptuales interrelacionadas. Los métodos del diseño instruccional suponen un ciclo continuo y una evaluación formativa que permiten introducir mejoras sobre el proceso en el diseño del programa educativo, sin necesidad de concluir. La docencia virtual en cursos abiertos y en línea supone una adaptación de este modelo a la docencia en estos entornos. Esa adaptación y su desarrollo ha sido estudiada y elaborada por el autor de los trabajos de referencia y constituye su modelo. El diseño instruccional permite pues partir, en un proceso inverso, desde la consideración de cuáles son los resultados deseados del proceso de aprendizaje para organizar las pautas, para distribuir en el tiempo todo lo demás, incluida la secuencia de acciones y de contenidos. Permite distribuir no solo la entrega de materiales, de actividades y de ayuda, sino de establecer cuáles son los logros parciales que, en una cadena, lleven al alumno a conseguir los logros de la unidad didáctica, el módulo o la materia. De forma que su consecución sea gradual, continua, sin saltos. Todo ello está explicado en el material de los capítulos del libro que entrego en este espacio de Google Drive y en la web de urgencia del Ministerio de Universidades CRUE, de España.
Hemos dicho que el diseño instruccional consiste también en la aplicación de los principios teóricos que se conocen sobre como los individuos aprenden para organizar la educación. Veamos particularmente cómo funciona esto, la aplicación de los principios teóricos, en un punto concreto, el de la evaluación, que es el tema de este post. Lo hace a través del principio de demostración. Pero antes expliquemos un poco más qué son los principios del aprendizaje. Como referencia teórica hemos utilizado, en todo lo que hemos escrito aquí y en material que he ofrecido en estas circunstancias para ayudar al diseño de enseñanza online y para la evaluación, el trabajo de M. David Merrill conocido como los “Primeros [o principales] principios de la instrucción” (First principles of instruction, Prentice Hall). Todo ello está en el capitulo 2 y se puede ampliar allí con más detalle y en las referencias que contienen enlaces a los documentos originales. Estos principios son una constante de la educación en todas las investigaciones, son aceptados por todos los teóricos, hay un consenso sobre ellos. Merrill estableció cinco principios: El aprendizaje ha de ser centrado en el problema, el principio de activación, el de demostración, el de aplicación y el principio de integración o de transferencia. El principio que fundamenta la evaluación es el principio de demostración. Y es el que debiéramos tener presente en todo momento en que hablásemos de ella. ¿Qué dice? En primer lugar, y para entender lo que sigue, hemos de tener en cuenta que los principios de la instrucción están enunciados en forma de criterios que ha de cumplir la enseñanza para que el aprendizaje sea eficientes, de calidad. Hemos de recordar que la evaluación forma parte de la instrucción.
Principio 3-Demostración.- El aprendizaje se promueve cuando la instrucción demuestra lo que se debe aprender en lugar de simplemente decir información sobre lo que se debe aprender. Así la demostración es un factor de consistencia: El aprendizaje se promueve cuando la demostración es coherente con el objetivo de aprendizaje, con: (a) ejemplos y contraejemplos de conceptos, (b) demostraciones para procedimientos, (c) visualización (evidencialización visual) para los procesos, y (d) el modelado (presentación de modelos) para adquisición de valores y conductas
La traducción en términos de evaluación del principio de demostración con criterios para la práctica, en una aproximación de urgencia, sería:
El aprendizaje se verifica y se constata cuando la evaluación, como parte del proceso de instrucción, demuestra que se han alcanzado, por el alumno, los logros de lo que estaba previsto que debía aprender, en lugar de simplemente asegurar que reproduce la información sobre lo que se debía aprender.
Así la demostración es un factor de consistencia: El aprendizaje se asegura cuando la demostración es coherente con el objetivo de aprendizaje, manifestado en:
(a) ejemplos y contraejemplos de conceptos,
(b) demostraciones de ejecución para procedimientos,
(c) visualización (evidencialización visual) para los procesos, y
(d) el modelado (presentación y manifestación visible y confiable de modelos) para adquisición de valores y conductas.
La repercusión del diseño instruccional en la evaluación tiene otro punto clave: La cuestión inmaterial, pero sobre la que gira la docencia, el entregar ayuda y contenidos cuando el alumno esté receptivo y los perciba como útiles, estriba en distribuir los logros parciales y evaluar su consecución, y únicamente entonces proseguir. En esto juega un papel central el diseño y sobre todo, si finalmente los hay, el papel de los TA. Más abajo describiremos como ejemplo lo que hicimos en el curso investigativo de Alcalá. La confianza Por último, se trata también de una cuestión de confianza. En una educación de estándares se han establecido medidas iguales para todos, que en su consecución acreditan al alumno para superar el curso o la asignatura. Es un sistema basado en estándares iguales para todos, de superación de pruebas y de exámenes iguales para todos. Esta dinámica permite trasladar la eficiencia al escrutinio de las pruebas y de sus resultados por padres, familias e inspección, donde además con esa supuesta objetividad los docentes se sienten seguros, aunque por contrapartida lo que se hace es sembrar la semilla de la desconfianza, de que no haya equidad en el proceso. En la nueva educación, la basada en logros personales, el entorno social del alumno debe depositar la confianza en el modelo, personalizado a través de los TA y del método de dominio, pero sobre todo en el maestro y en la expertise docente, de igual forma como la deposita en el método, en su capacidad de diagnóstico y de decidir un tratamiento adecuado. Todo esto está desarrollado en numerosos documentos y en dos o tres libros. Así de Reigeluth podemos citar Teoría instruccional y tecnología para el nuevo paradigma de la educación (Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education) y Reinventing Schools: It's Time To Break The Mold, de Merrill First principles of instruction y, en mi producción, el capítulo siete, dedicado a Reigeluth, de Pensadores de ayer para problemas de hoy: Teóricos de las ciencias sociales. Pero la prioridad hasta ahora ha estado y ahora está, no en la discusión de fondo, cosa que se debiera haber producido anteriormente pero, como tantas cosas en este país, no se ha hecho merced a estar la cuestión educativa enredada en cuestiones ideológicas, con un nivel mínimo de profundidad y de cientificidad especificas de este dominio del conocimiento que afecta a unas actividades y servicios tan básicos y tan necesitados de rigor. Pero no solo los gestores. También los propios actores: Profesores, estudiantes y familias. Así buena parte de las intervenciones que los docentes universitarios hacen, y que he recogido, son más o menos del siguiente tenor:
Donde se dice: ¿Qué pido yo a una evaluación online? Que sea igual de fiable que una presencial. Para ello: 1) Tiene que asegurar la identidad del examinando. Que haya seguridad de que el que realiza el examen es el alumno en cuestión. 2) Que el alumno no copie. Que haya seguridad de que al mismo tiempo que hace el examen el alumno no tenga acceso a documentos que tenga en su ordenador, en internet o en papel, que le ayuden a superar la prueba; ni nadie en su cercanía que le pueda chivar. 3) Que la conexión a internet sea fiable y no se interrumpa durante la prueba. 4) Puede haber algún otro requisito más, estos son los que se me ocurren a mí. Si las posibles herramientas que hayan para evaluación online no aseguran al menos los dos puntos primeros no veo descabellado retrasar las evaluaciones hasta julio, agosto o septiembre. Y después dice que, si la EBAU (prueba de acceso a la universidad en España) tiene que ser presencial, ¿por qué no la evaluación universitaria habitual? El mensaje se comenta por sí mismo, así como en qué consideración tiene la evaluación y todo lo que hemos dicho sobre su naturaleza, métodos y sentido. Ahora la urgencia del COVID19, la de perder o no un curso para todos, para los individuos particulares, para la sociedad y para el país, la de aceptar opciones virtuales o no y el papel en ella de la tecnología, está sacudiendo las mentalidades, hasta el punto de hacer saltar la conceptualización de las plataformas digitales las y redes como medio para asegurar conceptos y procedimientos que vienen no de otro escenario, sino de otro mundo. Se cita a la EBAU. Estos días la CRUE, el sistema universitario y en general el sistema educativo tienen un desafío enorme con la EBAU, la prueba de acceso a la universidad española. Desafío que tiene un amplio efecto sobre el presente y el futuro de los alumnos y de las familias de España. Particularmente supone un gran reto el organizarla de forma online o no, si es que ello es posible y sobre todo cómo hacerlo. Un sector muy grande cree que no se va a hacer. Sin embargo, de producirse, ello se enfrenta con graves perjuicios como después veremos. No es el menor de ellos la pérdida de un año al menos si se retrasa, en un curso académico, la marcha del sistema universitario. Y con ello el efecto que supone en la incorporación de graduados, técnicos y científicos al mundo profesional y académico en una época clave. No podemos pedir que siga la investigación contra el coronavirus, por ejemplo, y retrasar o diferir la marcha de la investigación general del país en ese periodo, con los efectos derivados para varias generaciones (el retraso no solo implica la EBAU sino cada una de las generaciones afectadas por el retraso en los distintos ciclos y niveles educativos. Porque todos ellos se retrasarían). Creemos, pues, que en cualquier caso no se debe suspender de forma tajante, no sólo la prueba de la EBAU, sino incluso la posibilidad a quien quiera, pueda o así lo desee, de seguir su progreso propio en el aprendizaje, con las consiguientes expectativas de desarrollo personal. De esta forma se debieran crear las condiciones para que, al menos, quien lo desease la hiciera. La prueba de la EBAU o, en general, la evaluación de sus logros, capacidades y habilidades. Y la acreditación oficial de éstas. [1] https://es.wikipedia.org/wiki/Aprendizaje_para_el_dominio
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